El desempleo de larga duración se ha cebado en los últimos años con todos los trabajadores, pero especialmente con el colectivo de mayores de 50 años. La falta de oportunidades laborales y la imposibilidad en muchos casos de encontrar un trabajo por cuenta ajena ha impulsado a muchas personas de mediana edad a instalarse por su cuenta y riesgo, engrosando el colectivo de los trabajadores autónomos.
Esta tendencia se ha intensificado en los últimos años. Según dato de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), el colectivo de autónomos mayores de 50 años se ha incrementado en 110.016 personas en los últimos dos años, lo que supone un incremento porcentual del 2,9%.
Es más, en el resto de franjas de edad, la diferencia es negativa: entre las franjas de 16 a 30 años, el crecimiento ha sido del -1%; de 31 a 35 años fue del -0,9% y de 36 a 49 años, del -1,1%.
Eso sí, que los árboles no nos dejen ver el bosque. Este crecimiento tiene varias lecturas, y no todas son positivas. En muchos casos, el alta en autónomos se produce más por necesidad que por vocación, sin un plan de negocio previo ni un estudio de viabilidad y, por tanto, con pocas probabilidades de consolidarse en el tiempo.
Fuente: www.pymesyautonomos.com